Serie Testimonios

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13 - Go back home!

Segundo Piso. Serie testimonios. #13
Idioma: Español
Fecha de inicio: 30/11/2022
Última actualización: 05/05/24, a las 16:05
Estado: Falta publicar
Imagen: Falta poner el crédito.

Vídeo 13 pendiente de publicar

Fecha prevista de estreno: 9 de mayo 2023

Queridos colaboradores: el vídeo núm. 13 de la serie testimonios está en fase de pruebas. Faltan aquellos retoques vuestros que siempre nos ayudan a mejorar.

Se trata de la experiencia pasada por Josep y sus compañeros de viaje en la frontera de Nigeria cuando la policía no les dejaba entrar en el país (en dos ocasiones diferentes en pocos días) y, con malos modos, les dicen que regresen a su casa, en España.

Esperamos vuestras últimas aportaciones. Podéis comentar en el grupo principal de Telegram.

Go back home!

Las fronteras en África son lugares peculiares y, a menudo, peligrosos, conflictivos. En todas las fronteras nos encontramos con alguna anécdota, alguna circunstancia que nos hacía casi desanimar de cruzar y entrar en un nuevo país.

Sin duda el país más complicado en este sentido fue Nigeria, que nos dio mucho dolor de cabeza.

La primera vez que intentamos entrar en Nigeria fue en una de las fronteras del noreste -que sería el sureste de Níger- por caminos de tierra, lugares ignorados, donde allí hay un pequeño puesto fronterizo, una pequeña casa con dos o tres militares y poca cosa más, una valla con un palo de madera, en realida es un árbol sin ramas... Pero allí la ley hay que respetarla cien por cien.

Terminando el Sahara, las carreteras son de tierra y en buena parte, incluso en el propio desierto, hay lo que ellos llaman, en muchos países, el "tôle ondulée".

El 'tôle ondulée' -para que me entiendas- es una especie de uralita puesta así, perpendicular al sentido de la marcha, es decir pequeños montículos que la propia marcha de los camiones y de los coches va formando con el tiempo sobre la arena, que se va endureciendo, entonces es como si estuvieras andando por una uralita, es decir, saltando, saltando, saltando. Y aquellos golpes, risa, todo tiembla, todo tiembla. Si vas rápido, todo tiembla. Es una cosa impresionante. Me acuerdo en la furgoneta, los platos, las ollas, los asientos, todo temblaba, nuestra mándibula, todo. Es un ruído tremendo. Yo me acuerdo que insistía en escribir -cuando no conducçia- y mis escritos eran llenos de sube y baja. Era una forma de dejar constancia del "tôle ondulée".

[Risas]

Entonces es difícil avanzar en estas carreteras. Muy cansado. Muchas horas de viaje agotador para acabar haciendo pocos kilómetros.

Para salir de Níger ningún problema. El problema vino al intentar entrar en Nigeria. Llegando en esa frontera había un militar nigeriano, solo hablaba inglés, una especie de dictadorcito que colocaron allí, que no nos dejaba pasar, no nos dejaba entrar en Nigeria. Y estábamos allí, un lugar alejado de todo, en un extremo del país, después de haber andado muchas, muchas, muchas horas, muchos días, habiendo cruzando Níger de norte a sur.

[Música]

Paula, que era americana, intentó hablar con él varias veces. El hombre se fue enfadando, empezó a gritarle y repetía varias veces en inglés: "¡Vuelve a tu casa!" Porque ella le preguntaba: Pero ¿qué podemos hacer?

Y la respuesta de él era la misma:

¡Vuelve a tu casa!

Go back home!

Él decía que era muy peligroso entrar en Nigeria hombres blancos como nosotros y él no quería responsabilizarse.

Y no había discusión. Para ellos era muy fácil decirnos a nosotros: "Vuelve a tu casa!".

Pero para nosotros era imposible, desde allí, tener que volver a rehacer otra vez todo lo andado: cruzar de nuevo Níger, cruzar toda Argelia, el desierto del Sahara, volver a Marruecos, allí volver a Ceuta o a Melilla (no me acuerdo, una de las dos ciudades españolas que están en África) y volver a cruzar el estrecho de Gibraltar en un barco. No tenía sentido.

Pero no hubo alternativa.

Cuando vimos que ya no había nada que hacer, Lluís -que era un crack, hay que decirlo- tuvo una brillante idea y esto nos animó. Con el mapa en la mano, nos explicó:

"Tendremos que regresar hacia el norte, desplazarnos totalmente al oeste del país, llegar a la capital, Niamey (que está ya cerca de la frontera con Alto Volta -lo que hoy es Burkina Faso*- y Benín), en aquella punta que tiene Níger. Allí hacemos un nuevo visado y... Él había descubierto otra frontera más hacia el centro del país por la que se podía entrar también en Nigeria (y pasaríamos por una ciudad importante de Nigeria que se llama Kano).

Total que tuvimos que dar media vuelta.

[Música]

No me acuerdo los días que significó esto. En fin... ¡Tremendo! La gasolina, el desgaste... En fin...

Actualmente -el año 2023- las carreteras en Níger (y en África en general) han mejorado considerablemente en relación a aquellas carreteras tristes de los años 80 del siglo pasado :-)

En esas largas noches conduciendo -como he dicho anteriormente en otro audio- tuve la oportunidad de conocer a Mikel, hablábamos mucho, de diferentes asuntos, y nosotros principalmente que éramos nosotros dos a quien tocaban los turnos, y Paula y Lluís iban en otro turno.

Llegando en Niamey conseguimos hacer los visados. Fue un trabajo agotador. Muchos días, de aquí para allá, de un Consulado a otro, en fin... Todo es lento. Tremendo. Es una escuela de paciencia África, por lo menos era en aquel tiempo.

[Música]

Andamos muuuchos kilómetros, la mayoría por carreteras de tierra con su respectivo 'tôle ondulée'. Hasta que conseguimos llegar a otra frontera, la que había descubierto Lluís, que estaba más en el centro del país y que también era la frontera divisoria entre Níger y Nigeria.

Y llegando allí, otro policía muy parecido al primero (en mi memoria los relaciono, prácticamente es como si fuera la misma persona, con la misma postura).

Al nigeriano en general no le gusta el hombre blanco. Según dicen es porque los ingleses les colonizaron y fueron un poco altivos. Entonces ellos aprendieron. Muy interesante. Ellos aprendieron de los ingleses a ser altivos. Pero cambiaron simplemente la raza. Ellos son altivos con los blancos. El ser humano es así: aprende fácil, [risas] sobretodo lo malo.

Y de nuevo aquel hombre no nos dejaba pasar. Y de nuevo cuando Paula intentaba dialogar, el militar le decía, sin mirarla, firme y autoritario:

¡Vuelve a tu casa!

Go back home!

...con ese acento africano.

[Risas].

Está claro que quería dinero -yo diría- pero nosotros teníamos muy poco dinero en comparación al viaje que teníamos que hacer. Teníamos poco en realidad. El único valor que teníamos era la propia furgoneta, algo de dinero pero de valor la propia furgoneta que nuestra intención era venderla pero mucho más al sur, después de haber andado mucho más y cruzado todos los países programados por Lluís.

Entonces el policía no pidió -digo yo- quizás por una cuestión de elegancia, porque debía ser obvio para él que le ofreciéramos pero a lo mejor también era peligroso sí, vete a saber, si nosotros le denunciábamos. No sé. Pero él no pidió y nosotros tampoco ofrecimos, con lo cual el asunto quedó tenso y trabado. Como se dice en español:

Un callejón sin salida.

Y allí quedamos, en una frontera que realmente era muy simple de atravesar porque era un gran palo tumbado en unos simples soportes metálicos oxidados que fácilmente se podía levantar. Pero, está claro, que hacerlo significaba nuestra vida. Ellos nos mataban allí y nadie sabía. Ellos estaban bien armados y nosotros, algún cuchillo de mesa...

Entonces quedamos allí con muy poca comida. Aquella comida de sopa, de sardinas, atún. Que, a esas alturas del viaje, ya se había acabado la sardina y el atún español, por lo que lo que quedaba era cosa muy complicada para comer. Allí no había ninguna tienda, por supuesto, allí no había nada.

Y fue llegando la noche y aquella preocupación: ¿nos quedaremos aquí?

¿Qué será de nosotros?

Y otra vez aquella mirada en el cielo estrellado...

Era un lugar peligroso pero al mismo tiempo maravilloso, la vegetación... Podríamos ya decir que empezaba a ser tropical: árboles más altos, bastante humedad por la noche...

Y esa pregunta: ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué salí de mi casa? ¿Por causa de, de qué? ¿Qué locura, qué absurdo, qué peligro...

Y la noche vino y quedamos allí, esperando una obra [risa suave], esperando algo, (silencio) de nuevo, sin saber, a quién pedir ayuda.

[Música]

Y fue en ese momento cuando, de repente, me vino a la memoria aquella gran acera de Canaletas, en Barcelona, al inicio de las famosas Ramblas, un atardecer de otoño en que yo regresaba caminando de la Universidad por Pelayo para coger el Metro en la estación de Cataluña, la línea 3, cuando vi un hombre joven, rubio, bien peinadito, vestido social, subido a una mesa improvisada, hablando a un pequeño grupo de personas distraídas que se habían parado a oírle mientras muchas otras pasaban sin prestar atención.

Me paré a oírle. El joven tenía una Biblia en la mano y hablaba un español muy macarrónico, con un marcado acento norteamericano:

"Abrid vuestro corazón" [abriud vuesthre cora[z]on].

Fue rápido. Nadie le dio ninguna importancia, pobre.

Pero yo me esperé que terminara y bajara de la mesa y, mientras él recogía sus bártulos, yo, con rabia, le increpé diciendo algo así como:"

"¿Tú vienes a hablarnos de religión a nosotros? Nuestros padres pasaron una Guerra Civil donde, en el nombre de Dios, se mataron millones de personas.

Y, allí en la frontera de Nigeria, me dio como una especie de dolor de barriga extraño, no conseguiré explicártelo, quizás me entiendas, era como un mareo mezclado con vergüenza, pues, claramente, me vinieron como una flecha mis últimas palabras al predicador nortemericano:

¡Vuelva a tu casa!

Go back home!

[Risas extrañas].

***

Dios os bendiga a todos.

Escríbenos un email a info@scienceleadstogod.org

Continuará...

Producción
El equipo de la Asociación Internacional Science leads to God.

La verdadera Ciencia conduce a Dios

Agradecimento
Estamos muy agradecidos a Dios por haberte dado el interés y la capacidad de colaborar en este proyecto.
Que Dios te bendiga y te ayude en todo.

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