Orígenes de la teoría de la evolución 5

La teoría fantástica 5 – Tiempos de Darwin

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La teoría fantástica (o cómo se creó el mito de la evolución) documental de los doctores Antonio R. Martínez, Santiago Escuain, Alejandro García y Ramón Gómez. Producido por Altoconcept

En 1831, Darwin, quien se había aficionado a las ciencias naturales y convertido en un ávido colector, vería su sueño hecho realidad al conseguir una plaza a bordo del Beagle, un barco dedicado a cartografiar la costa de Sudamérica. Sin embargo, antes de salir el almirante Fitz Roy recibiría una petición del mismo Lyell: tomar apuntes geológicos. No teniendo a ningún experto, Fitz Roy, encargaría a un inexperimentado Darwin esta tarea. El almirante, quien no se había posicionado todavía sobre el evolucionismo, regalaría a Darwin el libro de Lyell, Principios de Geología, el cual leería ávidamente a bordo del Beagle.

Quizá uno de los personajes que influenciara más a Darwin fuera Lyell, con su teoría de las grandes edades de tiempo. Esto le da a Darwin la capacidad de elaborar una teoría en la que un proceso que no es visible en una escala de tiempo real, es posible en una escala de tiempo de millones de años.

Ahí, aunque no sale del marco Buffoniano de variación dentro de los grandes tipos de vida, sí que él ya empieza a especular acerca de observaciones que realiza entre el continente sudamericano y las Islas del Pacífico. Y él tomó el razonamiento de Lyell para la geología y lo aplicó a la biología. Y también antes, o durante este tiempo, ha leído un tratado de Malthus.

Este clérigo y erudito británico sería de gran influencia sobre la economía política y la demografía de la época. En su libro, Ensayo sobre el principio de la población, Malthus especularía sobre el peligro de un aumento de población descontrolado. Según este erudito, un incremento en el bienestar del pueblo siempre producirá un aumento de población; sin embargo, el alimento, el cual crecerá a un ritmo más lento, producirá una situación adversa de hambrunas y guerras. Así, pensaba Malthus, solo un control riguroso de la natalidad sería capaz de frenar la supuesta crisis.

Entonces Malthus aplica esto a la población humana mostrando que iba a haber una gran catástrofe alimentaria en el mundo al cabo de poco tiempo. Cosa que no sucedió porque Malthus se equivocó en bastantes supuestos. Entonces esto capturó también la imaginación de Darwin. Dijo: “vale, ¿quiénes sobrevivirán? Los mejores. Los más fuertes. Si esto lo repetimos en unas generaciones, unos pequeños cambios también se irán acumulando poco a poco, como también el cambio geológico se acumula poco a poco.”

De esta forma, mientras Darwin regresaba a Gran Bretaña prácticamente convencido de la evolución, FitzRoy volvía convencido de lo contrario: el almirante ya no creía en la evolución.

FitzRoy, quien había expuesto sus propias observaciones en la Real Sociedad Geográfica de Gran Bretaña, acabaría siendo un gran crítico de Darwin.

Contrario a la imagen que parece promoverse, Darwin realmente es un hijo de su tiempo.

El gran papel de Darwin fue vestir la mona filosófica con la seda de la ciencia, de modo que mucha gente que tenía objeciones científicas a la filosofía evolucionista sucumbió bajo la persuasiva prosa de Darwin.

No obstante, gran parte de este éxito recaería en el concepto de selección natural, una idea, que a pesar de todo, ya se había descrito sin otorgarle un poder evolutivo. Prueba de esto era que la selección artificial ejercida sobre animales domésticos no había producido nunca una especie nueva. Darwin admitiría que esto había sido todo un misterio para él; sin embargo, este naturalista inglés creería hallar la solución en la selección natural.

La selección natural lo que nos dice es que un individuo mejor adaptado a su medio tendrá más esperanza de vida, tendrá más posibilidades de reproducirse, y por tanto tendrá más descendencia y sus rasgos serán dominantes en una población.

Sólo aquellos que están adaptados al medio son los más fuertes y dejan descendientes. Si este proceso se continúa a lo largo de generaciones, al final, según Darwin, obtendremos una nueva especie de animal distinta de la original.

De esta forma, según Darwin, la selección natural, en la práctica, es un proceso según el cual el más apto llegará a sobrevivir y dejar descendencia; y en la teórica, cambios graduales ilimitados llegarán a producir nuevas especies. Esto, sin embargo, nos presenta varios problemas.

En primer lugar, Darwin nunca llegaría a definir que hace a una especie estar mejor adaptada que otra, excepto que… una sobrevive y la otra no.

En segundo lugar, la teórica, nos presenta otro problema: ¿de qué manera crea, un proceso ciego como la selección natural, nuevas especies?

Lo que no explica la teoría de Darwin es de dónde surge esa diversidad, cuál es el motor, cómo se explica la aparición de estos nuevos rasgos.

Es una paradoja que el libro de Darwin se denomine El Origen de las Especies cuando en realidad en el libro no se explica el origen de ninguna especie. Lo único que expone Darwin es un mecanismo real que produce un resultado hipotético. No se ha observado en ningún lugar que la selección natural cree nuevos órganos, sin embargo él especuló que los nuevos órganos aparecían en base a la selección natural.

Ya Darwin había descartado el mecanismo lamarckista, es sus primeras ediciones, de la herencia de los caracteres adquiridos; en realidad en su sexta edición lo aceptó otra vez, volvió al redil lamarckista, porque él mismo confesó que la selección natural como tal no tenía suficiente capacidad para generar novedades; ni el azar.

No obstante, unos setenta años más tarde, el biólogo británico Ronald Fisher creería haber encontrado la solución: el mecanismo de la evolución se encontraría en las mutaciones.

Para Darwin las mutaciones eran algo feo, repulsivo, deforme y que de ninguna manera podían aportar nada a una generación de novedades en el proceso evolutivo. Y esto que Darwin descartó de plano es lo que mediante la síntesis neodarwinista se vino a aceptar como fuente de variación. Se mantenía la selección natural pero la fuente de novedades eran las mutaciones.

De esta forma, los mismos pinzones de Darwin, los cuales habría dado como evidencia de evolución, acabarían siendo, según el nuevo postulado, el resultado de las mutaciones.

¿Puede, sin embargo, la nueva síntesis moderna, o neodarwinismo, explicar la evolución mediante las mutaciones?

Una mutación es esencialmente un error de copia, por lo tanto la mutación no produce nunca nueva información genética, al contrario, la destruye.

O sea, estamos dando unas capacidades creadoras de información a un mecanismo que nosotros sabemos que es destructivo para la célula.

“La pretensión de que los cambios entre especie se han generado por mutaciones al azar –o sea, no por mutaciones dirigidas— y selección natural, es algo que, no sólo no ha podido mostrarse, sino que todas las evidencias hablan en contra“.

“Es decir, las mutaciones, que son cambios en el material genético, o bien no producen nada, o producen enfermedad, o producen muerte; no existen las mutaciones positivas, son una entelequia”.

Existen algunos casos en los cuales un individuo puede adquirir información genética de otro. En concreto, en las bacterias, se observa lo que denominamos transferencia lateral de genes; es decir que una bacteria llega a transferir uno o varios genes a otra bacteria, pero esto es simplemente recombinación genética dentro de la misma especie, no existe en ningún momento un incremento de la información genética; no hay nueva información que no existiera antes en el genoma de la especie.

Así, a pesar de que algunas mutaciones puedan conferir ciertos beneficios a la supervivencia de una bacteria o un animal, en ningún caso producirán tales mutaciones un aumento de información y complejidad.

Este problema se agrava aún más cuando consideramos la epigenética, una nueva área de estudio que está poniendo en entredicho la suposición de las mutaciones como mecanismo evolutivo.

En la epigenética se ha podido constatar que así como, digamos, en el código del ADN hay una herencia que básicamente es inamovible, que esta herencia genética puede ser activada o desactivada, sus códigos pueden ser disparados o refrenados por un código que hay encima –un código de especie química— con lo que quedan expuestos a ser expresados o a no ser expresados.

La activación de estos compuestos químicos, o botones, desenrollarán el ADN y permitirán que ciertas máquinas proteicas puedan leer la información. A partir de entonces la información, la cual anteriormente estaba desactivada, podrá ser expresada en el cuerpo del individuo. Aunque no siempre evidente, en algunos casos, esta información será manifestada en cambios fenotípicos; o en otras palabras, serán cambios aparentes a simple vista. No obstante, estos cambios serán el resultado de la expresión de una información pre-existente en el ADN, y no de una información nueva.

O sea, que lo que hay es una plasticidad pre programada. O sea, la transmutación es lo que la biología presenta como una barrera —ante la transmutación—, pero también en biología vemos que hay una gran plasticidad de muchos organismos para adaptarse a distintos ambientes, a distintas necesidades.

Ver Epigenética

Continuará…

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