Orígenes de la teoría de la evolución 1

La teoría fantástica – 1

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La teoría fantástica (o cómo se creó el mito de la evolución) documental de los doctores Antonio R. Martínez, Santiago Escuain, Alejandro García y Ramón Gómez. Producido por Altoconcept

Nuestros orígenes. Este ha sido uno de los temas que siempre ha preocupado al hombre. Desde tiempos muy remotos hemos intentado comprender de dónde venimos, quienes somos.

Algunos han creído en un Creador, en un propósito; otros en la naturaleza, en el azar. Esta última es, hoy por hoy, la opción más aceptada, y al mismo tiempo, la menos comprendida. Pero, ¿es esta creación el efecto de una mera ventura, el producto de un sinfín de casualidades; o es, más bien, el fruto de un diseño deliberado?

Para responder a esta pregunta debemos viajar al mismo principio, al origen de la teoría de la evolución.

La teoría de la evolución se atribuye a Darwin. La mayoría de las personas pensaban que antes de Darwin no había nada de evolución, solamente las enseñanzas de la iglesia, y que fue Darwin el que dio un giro radical al pensamiento moderno; no es cierto.

El concepto de evolución es tan antiguo como la historia escrita más antigua conocida. Allí donde llegamos encontramos este concepto.

Por ejemplo, en Europa lo encontramos ya en la antigua Grecia. Y uno de los primeros que abogan por un transformismo es Anaximandro.

Ya Anaximandro postulaba que los seres humanos debíamos proceder de una especie parecida a los peces y de que la materia se iba organizando por sí sola a partir de este aporte de energía que iba dando el sol. Lo que es bastante chocante, porque hoy en día se piensan cosas muy similares. De hecho en un documental, un evolucionista, P.Z. Myers, afirmaba rotundamente que los seres humanos en realidad no éramos más que peces.

Ya Anaximandro postulaba que los seres humanos debíamos proceder de una especie parecida a los peces.

Anaximandro, sin embargo, habría tomado estas ideas de su conciudadano y maestro, Tales de Mileto, el cual, tomando de la mitología de la época, nombraría al agua como el arché [arjé]; o principio de todas las cosas.

“A lo que ha dado a pie eso es a un mito. El mito de que si hay agua puede aparecer la vida espontáneamente. A mis niños en el colegio les dijeron: “Ya se ha encontrado agua en Marte y, además, vestigios de vida.” Esto es absolutamente falso. El agua es una condición sine qua non para la vida, pero la vida es abrumadoramente compleja, y hay en los libros de texto, en los estudiantes, en la gente en general, una idea totalmente equivocada”.

El próximo en tomar el relevo sería el vegetariano Empédocles, el cual proclamaba haber sido reencarnado un sinfín de veces; esta última, por fin, para renacer como un dios.

Él sostenía que lo más complejo proviene de lo más simple…

Es el que introduce el concepto de cuatro elementos…

Que son el aire, el agua, la tierra y el fuego. Y dos fuerzas, el amor y el odio. Entonces en base de combinaciones fortuitas estos elementos se van mezclando y dan lugar a todos los seres vivientes que hay.

Así, estos cuatro elementos producirían espontáneamente órganos o extremidades los cuales se combinarían aleatoriamente formando todo tipo de… cosas. No obstante, los seres más grotescos e inútiles acabarían por desaparecer; mientras, los mejor adaptados, perdurarían.

…Estos cuatro elementos (el aire, el agua, la tierra y el fuego) producirían espontáneamente órganos o extremidades los cuales se combinarían aleatoriamente formando todo tipo de… cosas

Yo también creía que este proceso de complejificación constante de cada ciclo luego volvía a una disolución y a un nuevo ciclo; o sea, en un eterno retorno. Todo esto desde una perspectiva realmente materialista.

El materialismo, sin embargo, recibiría su máxima expresión con Demócrito, un filósofo que viajaría hasta Persia e India en busca de sabiduría y que, junto con Leucipo, es considerado como el padre del atomismo. Así, Demócrito, uno de los primeros filósofos materialistas en postular sobre el origen del universo, concluiría que la indeterminación de los átomos era prueba de que la verdad no podía ser conocida y que el mundo carecía de propósito. No obstante, Demócrito, probablemente habría tomado estas ideas de la India, donde ya existían las escuelas atomistas y materialistas. Por otro lado, los hindúes, de una manera similar a las ideas postuladas por Empédocles, sostenían que el universo era cíclico y que estaba formado a partir de cuatro o cinco elementos. Dicho universo, creado por el dios Brahma, tendría millones y millones de años.

Demócrito: la indeterminación de los átomos era prueba de que la verdad no podía ser conocida y que el mundo carecía de propósito.

Pero, ya fuera que los griegos tomaran de estas ideas o no, una pregunta se nos plantea: ¿En que se fundamentaban los griegos?

Sobre la base que el hombre era la medida de todas las cosas y que creían que no había ninguna revelación directa de los dioses a los hombres… y los hombres tenían que examinar el mundo, observarlo y… especular. La especulación forma la base de la obra de los griegos.

La especulación forma la base de la obra de los griegos.

Tenemos que tener en cuenta que la ciencia en aquella época no es tal y como la consideramos ahora, no se basaba tanto en experimento y empirismo, por lo tanto estás discusiones se producían en lo que es el ámbito de las ideas.

A pesar de todo, el concepto de evolución, o transformismo, no sería aceptado por todos los filósofos griegos; tanto Platón como Aristóteles rechazarían esta idea. Por otro lado, la gradual aceptación del cristianismo haría que la filosofía greco-romana fuera perdiendo su popularidad. Sin embargo, la llegada del Renacimiento en el siglo XV volvería a dar un giro a las cosas.

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