C.S. Lewis

Soy demócrata porque creo que ningún hombre o grupo de hombres sea lo suficientemente bueno como para confiar en un poder incontrolado sobre los demás.

Y, cuanto mayores son las pretensiones de tal poder, más peligroso lo creo tanto para los gobernantes como para los súbditos.

Por lo tanto, la teocracia es el peor de todos los gobiernos.

Si debemos tener un tirano, un barón ladrón es mucho mejor que un inquisidor.

La crueldad del barón a veces puede dormir, su codicia en algún momento puede ser saciada y, dado que apenas sabe que está haciendo mal, posiblemente se arrepienta.

Pero el inquisidor que confunde su propia crueldad y lujuria de poder y temor por la voz del Cielo, nos atormentará infinitamente porque nos atormenta con la aprobación de su propia conciencia y sus mejores impulsos le parecen tentaciones.

Y como la teocracia es lo peor, cuanto más se acerque un gobierno a la Teocracia, peor será.

Una metafísica -sostenida por los gobernantes con la fuerza de una religión- es una mala señal. Les prohíbe, como el inquisidor, admitir cualquier grano de verdad o bien en sus oponentes, abroga las reglas ordinarias de la moralidad, y otorga una sanción aparentemente alta y súper personal a todas las pasiones humanas muy comunes por las cuales, como otros hombres, los gobernantes serán frecuentemente accionados.

En otras palabras: prohíbe la duda sana. […]

C.S. Lewis. “Una respuesta al profesor Haldane” (1946), publicada póstumamente en De otros mundos: ensayos e historias. (1966)

Lewis, age 48. Photograph or image of Clive Staples Lewis (29 November 1898 – 22 November 1963). Fair use